Conxita, nuestra aubela, y Lola, nuestra madre, nos enseñaron que la base de una buena cocina es el producto. Y aquí empieza nuestro trabajo: escoger los mejores productos de nuestro entorno que agricultores y payeses nos ofrecen hoy en día (huevos, lechuga, judías, carnes y pescado de los pescadores de la Costa Brava). Así, el cliente puede degustar una cocina humilde y sencilla porque intentamos que el comensal identifique los sabores, aromas y texturas originales de los alimentos, ya que a veces no se les presta atención.
La tradición, nunca olvidada, evoluciona día tras día gracias a las nuevas tendencias y tecnologías; aprendemos de los grandes cocineros y prestamos atención a la opinión del cliente que, con su juicio y crítica, nos da la oportunidad de disfrutar de este oficio y nos ayuda a hacer pasitos que nos acercan poco a poco a la satisfacción total.

Cataluña es país de buenos y reconocidos vinos. Desde la zona del Empordà hasta el Priorat hay una gran variedad de climas y tierras que permiten obtener productos de gran calidad de las viñas. Jordi, nuestro sumiller, elabora una carta de vinos abierta al mundo y el comensal puede degustar vinos del Empordà, Argentina, de la Ribera del Duero o de la Borgoña francesa. Y es que Cataluña es un país abierto al mundo.